Hace poco menos de un año que Hamraoui recibió una paliza con barras de hierro con la clara intención de acabar con su carrera deportiva. Y parece que, al fin, el caso empieza a ver la luz con la detención, esta vez con acusación, para su compañera de equipo Aminata Diallo. La centrocampista tendría un "odio patológico" a la ex del Barça que le llevó a contratar al grupo de encapuchados para que impidieran volver a jugar al fútbol. 

De hecho, Diallo fue enviada a prisión provisional acusada de ser la culpable de la paliza. Según Le Parisien, el informe policial habla de "deriva psicológica lenta que se ha vuelto, por así decirlo, patológica" de Diallo. "Ha quedado así fehacientemente probado que Aminata Diallo alimentaba un odio real contra su compañera en el PSG, al que consideraba un obstáculo para su propia carrera deportiva", añade. Es más, las pruebas aseguran que antes de la paliza, Diallo buscó en su ordenador "cóctel de drogas peligrosas" y "cómo partirse una rótula". Los investigadores aseguran que hay unos "profundos celos" a Kheira Hamraoui, e incluso han encontrado mensajes de odio en WhatsApp contra su víctima. 

Mientras los cuatro detenidos por llevar a cabo la agresión aseguran no ser los autores materiales de los hechos, sino que se trata de un quinto individuo que aún no han localizado y que no quieren revelar por miedo a las represalias. Uno de ellos ha sido acusado por el resto de recibir 500 euros por acabar con la carrera de la centrocampista del PSG. 

La carta de Hamraoui

Mientras, Hamraoui, apartada del PSG y sin poder jugar, dejó en sus redes sociales una emotiva carta en la que cuenta cómo ha vivido estos meses y cómo se ha sentido señalada cuando ella realmente fue la víctima de un brutal ataque que ha puesto patas arriba su vida personal y deportiva. La centrocampista asegura que aquella noche nunca la podrá olvidar y denuncia que fue insultada y maltratada después de recibir la paliza.

"Después de larguísimos meses de sufrimiento, decidí romper el silencio.

Nunca olvidaré esta noche del 4 de noviembre de 2021. Me persigue noche y día. Esa tarde oscura que cambió mi vida personal y profesional, mi vida como mujer y como futbolista. Esta triste tarde en la que pensé que me iba a morir cuando dos encapuchados me obligaron a bajar de un vehículo. Me golpearon con barras de hierro, principalmente en la parte inferior del cuerpo. Esa noche, su objetivo era simple: quitarme con extrema violencia mi herramienta de trabajo rompiéndome las piernas y terminar con mi carrera.

A raíz de esta experiencia tan traumática que se convirtió en una absoluta injusticia, fui víctima de una sorpresiva persecución mediática con el objetivo de empañar mi imagen y mi vida privada. El propósito era alejar a la opinión pública de la verdad: soy una víctima. Ciertamente no culpable, excepto probablemente por encerrarme en el silencio que conviene a mi modestia. Y haber permitido que se apoderara de un murmullo mediático de una violencia increíble que nos destruyó a nosotros, a mis seres queridos ya mí.

Durante largos meses después de mi agresión, fui insultada injustamente en el campo, acosada en las redes sociales y amenazada de muerte. Sin embargo, traté de aferrarme con todas mis fuerzas a mi pasión y seguir siendo profesional.

Este período es sin duda uno de los más difíciles de mi vida como mujer y como deportista de élite. Sobre todo porque la competencia de la selección de Francia, tan importante para mí, ahora se escribe sin mí.

Hoy confío en la justicia para que la verdad salga a la luz y mi honor sea lavado. No veo la hora de que mi nombre se vuelva a asociar solo con las páginas de deportes y deje las columnas legales.

Nunca hubiera podido superar estos dolorosos momentos sin el apoyo incondicional de mi familia y seres queridos. También agradezco sinceramente a mi abogada Julia Minkowski, a mis agentes Sonia Sould y Patrick Esteves, a mis asesores de comunicación Teddy Pessot y Ahmed Eddarraz. Sin su ayuda, no podría haber encontrado los recursos para sacar mi cabeza del agua. Ciertamente me habría hundido bajo el peso de este asunto.

Mi objetivo siempre ha sido convertirme en una jugadora profesional que da lo mejor de sí misma en el campo respetando a su público y socios. Espero de todo corazón poder cumplir mi sueño de niña por mucho tiempo más. Lo que he vivido en los últimos meses es una lección de vida muy grande. Hoy aspiro a redescubrir el placer del campo de juego. Y seguir ganando. Porque si hay algo que no ha cambiado desde esta tragedia es mi ambición por mí y por mi país"