Weir hace olvidar a Asllani
Caroline Weir (Dunfermline, 20/6/1995) ya se ha ganado a la afición del Real Madrid en apenas un mes. La escocesa llegó como el fichaje estrella de esta temporada y no ha defraudado. De hecho, suyo fue el único gol que clasificó a las de Toril para la segunda ronda de la Champions. Su sueño era jugar de blanco y no está desaprovechando su oportunidad.
La talentosa centrocampista ha caído de pie en el Real Madrid. En el tiempo que lleva ya ha demostrado entenderse muy bien con Esther, tener llegada, gol, buen tiro exterior, visión de juego y trabajo. Una jugadora completa para ser la directora de orquesta en el conjunto blanco. Parece que el técnico tiene claro que Weir tiene que tener libertad de movimiento y mucha participación en el ataque. Por eso, le coloca de media punta, con Toletti y Zornoza cuidándole las espaldas además de ayudándole a sacar el balón desde atrás, dos extremos rápidas y con uno contra uno como Feller y Athenea y arriba una nueve al uso, que pelea cada balón y no para de lanzar desmarques como Esther. Weir tiene que ser la que dinamite el ataque y ella ha cogido ese rol y asumido la responsabilidad.
Pasado soñando en blanco
En un reportaje en The Athletic, Weir contó cómo empezó a jugar al fútbol. Empezó en un club de niños como la única niña. Su padre construyó una portería en el jardín donde jugaba con sus hermanas y hermanos, pero su hermana Kirsten, tres años mayor que ella, dejó de jugar una vez que llegó a reservas de Hibs. Ahí empezó su pasión por el fútbol: “Todavía estaba en el jardín pateando una pelota contra la pared. Fue un poco como, ‘Oh, Caroline todavía está jugando al fútbol, esto no es una fase’ “. “Incluso si es solo una niña o un niño en Dunfermline que piensa que es genial que una niña de aquí juegue para Escocia, me encantaría porque cuando tenía esa edad, literalmente, no sabía que las mujeres jugaban al fútbol", reveló.
Su pasión por el Real Madrid y su obsesión por jugar de blanco empezó ahí, en ese jardín. “Mi favorito era Zinedine Zidane. Lo amaba absolutamente. Pensé que era tan bueno. Iba en la parte de atrás de mi primer uniforme, el de Siemens, con Zidane en la parte de atrás. Fue tan inteligente. No sé qué lo desencadenó, pero me encantó ese Real Madrid. También estaba el gol de Hampden Park (final de la Liga de Campeones de 2002), que me pareció genial, así que lo seguí hasta el final. Era tan elegante e hizo que todo pareciera fácil", explicó. Su referente. Un ídolo. Ahora Weir quiere emular al francés y guiar al Real Madrid para seguir creciendo en Europa...