Buenos tiempos para el futsal femenino iraní
Los Juegos Islámicos femeninos han sido su catapulta al público
Los Juegos Islámicos femeninos se han celebrado por cuarta vez justo aquí, entre este bullicio de casas, coches y altos palacios. Los juegos, de periodicidad cuatrienal, están abiertos a mujeres musulmanas y no musulmanas, y comprenden 18 disciplinas, entre las que se encuentra el futsal. Este año han participado 36 países. Además de las naciones colindantes con Irán, han llegado a Teherán los equipos de Estados Unidos, Reino Unido, Alemania y Rusia.
Pocos días antes del inicio de la competición, la Asociación Deportiva de Mujeres Islámicas invitó a la FIFA a que impartiera un curso para árbitros femeninos de futsal. Filipa Santos, la instructora, es una joven apasionada por esta disciplina y la única fémina que arbitra encuentros de la primera división masculina de futsal de Portugal.
Filipa sólo tiene que explicar las últimas enmiendas introducidas en el reglamento del juego que acaba de aprobar la comisión de futsal: "Están preparadísimas", dice con una sonrisa refiriéndose a las trece iraníes que participan en el curso. Son todas árbitras aficionadas que, en su vida diaria, estudian o trabajan en otros campos y sienten una gran pasión por el fútbol, especialmente, por el futsal. Nader, una de las árbitras, tiene 31 años y comenta que su pasión por el fútbol nació cuando su padre la llevó de niña al estadio a ver un partido. Desde aquel momento, acarició el sueño de correr algún día por los terrenos de juego. Su sueño se hizo realidad cuando, gracias al respaldo de la Asociación Iraní, se fundó en el país un equipo de futsal femenino. Después de haber jugado seis años en la selección nacional, se convirtió en árbitra y ya trabaja a jornada parcial para la Asociación Iraní.
Una entrenadora llegada de Brasil
La Asociación apoya al máximo el futsal femenino, hasta el punto de que, hace tres meses, contrató a una seleccionadora brasileña, Ivece, para perfeccionar la técnica y el juego de estas deportistas. "Cuando llegué, no esperaba encontrarme con un nivel de juego tan alto. Yo sólo he añadido un poco de técnica brasileña a sus movimientos, que las muchachas han aprendido muy rápidamente", declara satisfecha Ivece.
Leila, Nehda, Sohelia y Mahnas proceden de diversas partes de Irán: unas de Teherán, otras de Kermansha o de Bandar Abbas, al sur del país. Sus vidas también son muy diferentes. Leila trabaja en una agencia de viajes de Teherán, Nehda estudia en la universidad y Mahnas da clases de gimnasia en un colegio. Las ganas de jugar al fútbol se las han transmitido sus padres o sus hermanos. De niñas jugaron en patios al aire libre hasta que les fue posible y, después, entraron a formar parte de un club femenino de su ciudad. Ésta es una oportunidad increíble para todas ella: por fin, pueden enfrentarse internacionalmente a otros equipos.
Cuando se entrenan y también durante los partidos, todas las deportistas llevan pantalones cortos y camisetas, y no se ponen el velo tradicional. No lo necesitan porque sólo hay mujeres en los recintos donde juegan. Como su primer seleccionador es un hombre, una preparadora deportiva sigue desde el banquillo los partidos de la selección de futsal iraquí. El seleccionador no puede entrar en el recinto y se contenta con saludar y dar los últimos consejos al equipo en el exterior del estadio. En su interior, tampoco están permitidas las cámaras de ningún tipo, de grabación, fotográficas o de teléfonos móviles. Además, sólo se publican fotos en las que los cuerpos de las jugadoras están completamente cubiertos de ropa.
Sin embargo, estas restricciones impuestas en los Juegos Islámicos se cumplen en un clima absolutamente festivo. Desde las gradas de la sala de competición, algunas espectadoras y las componentes de las selecciones enfrentadas animan a las jugadoras con cánticos y aplausos. Por todas partes se respira la pasión por el futsal. Los cinco equipos, Armenia, Turkmenistán, Irak, Irán y Reino Unido, combaten hasta los últimos segundos, aunque los resultados no sean siempre muy gratificantes. Irán se impuso al Reino Unido en el cuarto partido por 41 a 0.
De todas maneras, los marcadores de los partidos y el conseguido en la final del certamen, en la que la selección iraní se proclamó campeona, no son lo más importante. Lo que realmente cuenta es la voluntad de estas muchachas procedentes de países diferentes, con culturas y tradiciones diferentes, de unirse para competir en una disciplina deportiva que no pone límites a la participación, sino que deja libertad a todas las jóvenes atletas para expresarse y celebrar el deporte en un ambiente de fiesta.